El sufrimiento del conservador

Frases escuchadas el último mes en diferentes lugares donde trabajo o realizo actividades:

  • “Deberían prohibir el fútbol”
  • “Los pibes no respetan nada, hablan como quieren, escriben como quieren”
  • “Qué lindas eran las épocas en que la mujer se quedaba en su casa sin necesidad de salir a laburar… yo sería tan feliz así!”
  • “Esto es el mundo del revés”
  • “Esa palabra que dijiste es un invento, no existe”
  • “Acá cualquiera viene y dice cualquier cosa, mirá los ordenanzas, vienen en patota a exigir pero de laburar ni hablemos”
  • “¿Cómo puede ser que el jefe de los ordenanzas gane más que yo que me maté estudiando?”

Siempre fui una persona con vocación de innovar, pero no con un consumismo vacío por “lo nuevo”. Por lo contrario, siempre me atrajo tanto conversar horas y horas con ancianos como comprender el lenguaje de los jóvenes.

Y es que lo que a mí me gusta no es hacer cosas nuevas. A mí me gusta el otro.

Me gusta el viejo que me cuenta sus aventuras amorosas de ayer y de hoy, me gusta el adulto que me cuenta sus devenires profesionales y económicos, me gusta la madre que me habla de lo que le cuesta no dormir por el bebé, me gusta el pibe que me explica cómo configurar algo en el Facebook, me gusta el chico que trata de ser grande usando palabras que apenas empieza a entender, me gusta el deambulador con sus frustraciones motrices, y me gusta el bebé que trata de meterse en este mundo simbólico y mientras tanto sólo sabe llorar. Me gustan los cambios, me gusta entender hacia dónde vamos.

La persona conservadora sufre porque “la gente” no es lo que espera. Hacen cosas nuevas, son desobedientes. No entran por la puerta señalada, caminan por el césped y escuchan la música más grasa, ruidosa, no música de calidad como la de antes. Cada nueva persona que se acerca es un riesgo a su tranquilidad, es un ruido, es un incorrecto, es un otro que es distinto a uno. Y eso es insoportable para los conservadores. Qué difícil debe ser vivir así, ojalá nunca me llegue el día en que vivir en sociedad me haga sufrir.

Cómo copiar archivos entre dos computadoras sin usar pendrive, ni discos externos

Tengo una computadora de escritorio con Huayra y una netbook de CI un poco antigua. Necesito pasar unos archivos enormes desde la netbook hasta el huayra. Para ello, nada mejor que consultar con un experto. Estas son las indicaciones que me dio:
1) Instalar  proftpd, que es un servidor de FTP
sudo apt-get install proftpd
2) Instalar nmap
sudo apt-get install nmap
3) ejecuta en una terminal:
nmap localhost
 Esto te devuelve los puertos que están abiertos. Debe estar abierto el 21:
PORT STATE SERVICE
21/tcp open ftp
4) Averiguar la dirección IP del equipo con el comando /sbin/ifconfig
nmap localhost
5) En la otra computadora, abrir una ventana del file manager o navegador de archivos, es decir lo que se usa para ver las carpetas y los discos. Con CTRL+T se abre una nueva pestaña.
5) Pulsar la tecla / y escribir “ftp://” y la dirección IP de la computadora donde instalamos lo anterior:
 escribir dirección ip
Allí se pedirá el usuario y password de la otra computadora (el mismo usuario en el que estábamos trabajando)
Escribir usuario y contraseña
¡Listo! Ya tenemos en una pestaña el contenido de una computadora y en la otra pestaña lo de la otra. Ahora podemos copiar y pegar los archivos de un lugar al otro.
Gracias Pablo Medrano!!