Las primeras páginas web eran textos con enlaces; vivíamos la popularización del hipertexto. Era sorprendente cómo un contenido te llevaba a otro según los antojos de la curiosidad (y después no te acordás desde dónde empezaste, claro…). Los usuarios comunes éramos lectores de hipertexto.
Hace unos años nos maravillábamos con la web 2.0. “¡Ahora todos podemos publicar contenido en la web sin necesidad de ser programadores o de saber HTML!”, “¡Ahora todos tenemos un espacio gratuito para subir nuestros videos, audios, páginas web!”. Todos comenzamos a ser comentadores, publicadores, autores de la web.
Sin embargo, la web 2.0 ya es pasado. A pasos cada vez más veloces y sorprendiéndonos cotidianamente, caímos (¡sí, caímos porque nos empujaron! ¡Otra vez nos cambiaron de paradigma sin que nos diéramos cuenta!) al paradigma “en la nube”.
¿Y cuál es la diferencia?
La diferencia es la ubicuidad. Ya no dependemos de un solo dispositivo o de estar sentados frente a la PC de la oficina; miramos nuestros mails en el celular, la tablet, la netbook, o en una computadora prestada o alquilada.
Ya no escribimos un texto en un procesador de textos y después lo subimos. Podemos escribir en línea directamente utilizando Google Drive. Pero si necesitamos trabajar en nuestro paquete ofimático, no es necesario trabajar siempre en la misma computadora gracias a Dropbox. Estas herramientas se usan en la nube, y además están pensadas para el trabajo colaborativo. Podemos invitar a quienes decidamos a usarla, a ver, a escribir, a comentar, a chatear.
Google Keep nos permite tener lista de compras o de recordatorios varios, con alarmas que incluyen la posibilidad de avisarnos cuando estemos en determinada ubicación. Escribimos recordatorios en la PC o en el celular, y cuando vamos viajando en el colectivo de pronto el celular detecta que estamos en el barrio de Boedo y ¡Plimp! Alarma de ubicación: Comprar el regalo de cumpleaños de la sobrina.
Con los clásicos WordPress, Blogger o Google Sites publicamos contenido en línea sin necesidad de editarlo previamente en una computadora fija.
Para el aula, líneas de tiempo en línea, mapas conceptuales colaborativos, generadores de cómics, carteleras de corcho, presentaciones en línea y toda una lista infinita de herramientas que se utilizan on line y en forma colaborativa.
Por suerte, ya aprendimos a aprender. Aprendimos a cambiar de paradigma y me arriesgaría a decir… le tomamos el gustito a la innovación.