Cuando empecé a imaginarme que podría comprarme una impresora 3D no sabía más que por intuición para qué me iba a servir.
“Para enseñar”, digo siempre. Aprender, para enseñar.
Sin embargo, en estos días, que pude dedicarle unas horas, empecé a darme cuenta de una de las cosas que está ocurriendo en mi casa: la impresora 3D resuelve pequeños problemitas cotidianos a través del diseño de objetos a medida.
Voy a mostrar algunos ejemplos:
En casa se iban juntando frascos de mermelada vacíos, hasta que los tirábamos… entonces se me ocurrió diseñar unos aros con nombres de especias y tener un “especiero configurable”:
Otro ejemplo, con la cuarentena y las tantísimas reuniones por videoconferencia, llega un momento en que se necesita usar el celular mientras se carga, o mientras tiene conectados auriculares. Entonces diseñé un soporte para celular:
Hoy me di cuenta de las horas que llevo desenredando cables de auriculares. Busqué en internet un porta auriculares, encontré este modelo para descargar gratis, y en una hora y media ya lo tenía listo:
Y por supuesto, sigo imprimiendo souvenires y regalitos varios:
Creo que me falta muchísimo por aprender pero de a poco le voy viendo el sentido, y cada vez me gusta más. Ya quisiera saber diseñar cosas más complejas, y tener una impresora que utilice otros materiales. Quizás con el tiempo, llegue.