Pasaron 25 años ya de aquel año que nos iba a encontrar “unidos o dominados”.
Quienes nos dedicamos a la tecnología educativa hemos perdido varias batallas últimamente.
Una de las batallas perdidas que más me duele y me cuesta comprender es la del sistema operativo Huayra. Hermoso, eficiente, adaptado a las necesidades educativas y localizado (es decir, vuelto local, argentinizado). Creo que la causa principal de este bajo nivel de adopción fue el doble booteo con el que venían las netbooks del plan Conectar Igualdad, que trajo como consecuencia el nulo uso de Huayra por parte de los equipos docentes.
Otra batalla perdida, también dolorosa y difícil de entender es el desinterés por la accesibilidad. Crear contenidos accesibles significa -por poner un ejemplo- cuidar el contraste de colores para que todas las personas puedan ver (¿es mayor el costo de un color que el otro en una pantalla? ¿o simplemente quienes diseñan contenido son insensibles o les falta capacitación?). Cumplir los estándares, nada más, nada menos. Se mejoraría la vida de todas las personas, todas, porque quienes no tenemos hoy una discapacidad, si tenemos suerte vamos a envejecer, y allí los dolores de mano, los problemas de vista, las dificultades para encontrar algo en una pantalla poco usable, van a hacernos sufrir los sitios mal diseñados.
Y la tercera es nueva, tan nueva que todavía no la entiendo. La batalla por los derechos de autor de aquellas cosas que subimos a la web, como este texto, con licencias libres, que hoy son usadas como alimento de la inteligencia artificial. En esta sí que nos mataron. Al final, nuestro sueño de una Internet libre, abierta, alimentada por cultura libre, está siendo pisoteado por empresas gigantes, por nubelistas dueños de los nuevos feudos informacionales, que se alimentan de nuestras producciones para recrear textos, imágenes, videos, ¡código!.
Así que en este cuarto de siglo de tantas batallas perdidas, también en lo político y cultural en mi país, Argentina, sólo queda el refugio de las redes humanas que fuimos construyendo. Nuestra salvación, creo yo, está en las personas con las que compartimos cada viaje: compañeros/as de estudio, de trabajo, la familia, las amistades. Y como los árboles en otoño, dejar que se caigan esas hojas para crear nuevas cuando llegue el momento.
Mis deseos para el próximo año: no seguir perdiendo batallas, profundizar amistades y redes presenciales, estudiar, aprender, compartir.
Tan cierto Iris, estos tiempos post modernos donde las fake y los contenidos no científicos están tan en moda, hacen difícil pasar un momento tan devaluado y empobrecedor.
Solo la esperanza de un futuro más luminoso nos hace ilusionarnos con una próxima primavera más libre y luminosa. Un gran Amén de este agnóstico compañero digital de las redes libres. Saludos y ansioso de que el cambio sea realidad.
“… pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba era jugar con sus amigos más queridos. (…) El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán. Un equipo de personas que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con extraños o indeseables.” (De “Instrucciones para elegir en un picado”, de Dolina).
Siempre en el mismo equipo, aunque no pasemos de mitad de tabla. (Y sin olvidar algunos partidos que sí ganamos por goleada.) Buen año!
Gracias por tus palabras. Yo estoy muy feliz y orgulloso de poder usar Huayra siempre que puedo. Es un bello producto.
Cierto que es una pena como están desmantelando éstas maravillas.
Me alegra saber que entre nosotres hay un poder creativo enorme que ya fue demostrado y que surge a pesar de los malos vientos.
Querida Íris, me conmovió tu reflexión, y me movió a escribir esto, pál debate vió?, que no sé si van a entrar en este comentario, con respecto a Huayra, un trabajo que respeto, en mi opinión falta difundirlo mas y mejor con docentes jóvenes y estudiantes, equipos directivos etc. a quienes les haya interesado y utilizado, pero sobre todo preguntarles que piensan, recibir cálidamente sugerencias y opiniones, desde hace rato que pienso que Kde-Plasma le hubiera sentado mejor, mucho mejor, quizás me equivoque pero creo desde que las netbooks educativas traen 4 GB de ram o más ya funcionarían muy bien con ese entorno, llevo 18 años difundiendo al softw. libre etc. en las escuelas en las que trabajo y /o trabajé y realmente es desgastante el continuo ninguneo por parte de docentes y directivos, pero no quisiera ser injusto con quienes hice algunos talleres de kdenlive, por citar un ejemplo, hice una intro a Linux y hubo estudiantes que no le escaparon a los comandos en terminal, pero estamos creo en una época de escaparle a lo que tiene cierto grado de dificultad o en principio no parece divertido. Es duro ver lo formateados y cerrados que están lxs queridos colegas ! Y claro que también influye la propia limitación en no lograr o entusiasmar a colegas, me hago cargo.
Pero creo sinceramente querida amiga/colega/referente, que la batalla que hay que dar es en la capacitación docente, y no hablo de cursos, me refiero a los Profesorados etc. , ahí se ve claramente que la accesibilidad, el software libre y el uso y desarrollo inteligente de la IA etc. brillan por su ausencia. Comparto ampliamente tus deseos y sueños, y ya sabés que no sos la única que los tiene.
Abrazo grande,
José
Muy cierto lo que comentas José, comparto casi en todo (amo el entorno Gnome, por eso casi, jajaja) y probablemente la ventaja del privativo es que no tiene variedad y los millones que ponen en publicidad y lobbies institucionales inmensos que hacen. Igual creo que es un tema tan amplio el tema de la elección del SO,que incluso se debería tener en cuenta la sociología, psicología y otras disciplinas del comportamiento humano, porque no solo se dió en el tema de Huayra, sino también se da en el SL y las RRSS federadas.