Enseñar la muerte

En nuestra sociedad festejamos los nacimientos y los cumpleaños, pero cuando alguien se muere, suele ocultarse el hecho a los chicos. Los padres queremos proteger a nuestros hijos de cosas tan duras como pensar que un día de estos, cualquier día de estos,  alguien que ellos aman puede desaparecer.

Sin embargo es importante tener siempre presente que aquello que no se pone en palabras constituye un peligroso mundo de símbolos mágicos en la mente de un niño, y que la noción de causa y consecuencia, en su egocentrismo, puede hacer que él se sienta culpable por algo que le pasa a un ser querido, solamente por haberse portado mal un día o haberlo enfrentado.

Sentarse a charlar. Hablar, hablar de lo que le pasa y lo que va a pasar. Pero hablar sólo hasta que el chico no quiera escuchar más -que es cuando ya obtuvo suficiente información para procesar-. Tal vez necesite no escuchar, por eso hay que buscar también otros caminos.

Los cuentos de hadas. Bruno Bettelheim, en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, nos muestra cómo los cuentos de hada originales, clásicos, donde los héroes eran pura bondad y los malos eran malísimos, simplifican el mundo y funcionan como un puente entre la realidad y la psiquis en el chico que lo escucha. Él relata cómo los chicos escuchan con indiferencia algunos cuentos pero se detienen especialmente en  aquellos que les están decodificando algún problema vivenciado por ellos. La repetición de la historia a pedido del chico, una y otra vez, sin que el adulto pregunte por qué ni intente explicar absolutamente nada, es terapéutica para un ser angustiado por algún problema que no puede poner en palabras.

La importancia de las mascotas.  Es importante aprovechar que la muerte ocurre para hablar sobre ella. Y la mejor manera de enseñar la muerte es vivirla cuando ésta se nos acerca. Nada mejor que una mascota para esto. Tener un animalito en casa de cualquier tipo permite poner frente al chico temas como el nacer, el crecer, el reproducirse y el morir. Está bien, reconozco que a mis mascotas no les cae bien mi teoría, pero gracias a ellas mis hijos han visto crecer, enfermarse y morir a estos seres que ellos mismos alimentaron y cuidaron, considerando la muerte como un hecho absolutamente normal y esperable en el ciclo de la vida de cualquier ser.

Todos deseamos gritar la frase de Joaquín Sabina: “¡Muera la muerte!”. Pero no podemos matar a la muerte así como así, y por lo tanto, como ella existe, debemos enseñarla -o permitir que los chicos la aprendan- como todas las demás cosas de la vida.

5 opiniones en “Enseñar la muerte”

  1. Mucho antes de que dijera sabina “¡Muera la muerte!”, escribí este poema:

    Propuesta

    Tener vida duradera
    es un sentimiento fuerte…
    Si la Muerte se muriera
    no sería nuestra suerte
    ni mala ni tan escasa.
    ¿Por qué no ir a su casa
    para matar a la Muerte,
    para no sufrir su marca?
    Sólo un problema nos pasa…
    ¡Si alguien nos lo dijera!
    ¿En dónde vive la Parca?

  2. mi vida es una pesadilla de la cual despertaré cuando muera. Que viva la muerte entonces?
    Cuado no hay nada para celebrar…¿ Se celebra la nada?

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