Secuestraron, torturaron y mataron a la esperanza

El 24 de marzo de 1976 empezó el final.

El final de muchas vidas, pero también el final de la esperanza de un país diferente.

Secuestraron, torturaron y mataron a los políticos de vocación, a los que estaban dispuestos a dar la vida por una idea. Y quedaron intactos los otros. Los que fueron protegidos por alguien en el poder, los que no tenían ideas peligrosas. Esos fueron hasta ahora nuestros gobernantes de la democracia.

¿Volveremos a tener la esperanza de un país mejor?

4 opiniones en “Secuestraron, torturaron y mataron a la esperanza”

  1. Querida Iris:
    Quizás, ojo, digo quizás ¿eh?, la esperanza sea la forma de recordar lo que decís, para no terminar de traicionar a esos “políticos de vocación”.
    O quizás sea mi forma de autoconvencerme para no caer del todo. ¿Quién te dice?

  2. Antes de instalarse la execrable dictadura de Videla y Cia.(vos no habías nacido), mal que le pese a muchos, un gobierno elegido democráticamente, ordenó a las fuerzas armadas “aniquilar” a la subversión. (El decreto existe, yo no lo inventé).
    Léase, “movimientos armados con estructura militar, como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Montoneros, FAR, etc.”
    “Aniquilar” -según el diccionario de la Real Academia, significa “destruir enteramente, reducir a nada”.

    El camino elegido entonces por los militares, fue violento, sin juicio previo, acorralados en su miedo por una forma de ser atacados imprevisible como es la guerra de guerrillas, los atentados con bombas caseras, los copamientos a dependencias del ejército o la policía, la implementación de “cárceles del pueblo”, y los secuestros extorsivos para recaudar fondos, seguidos de “pena de muerte”, como el caso de Oberdan Salustro.

    Del otro lado, también eligieron la violencia con el objetivo explícito de consagrar “la patria socialista”, cosa que pocos montoneros éticos como Martín Caparrós, reconocen.

    Paradojalmente, hay términos que siempre se prestan para ser interpretados de formas disímiles, como el de “socialista”, o el de “peronista” (por caso, Menem, Cámpora, López Rega y Kirchner, por citar a algunos, se consideraron siempre todos “peronistas”…)

    Me crié en el seno de una familia VERDADERAMENTE socialista, en un municipio socialista que fue ejemplo del mundo (Mar del Plata), pero el “socialismo” que viví cuando vos no habías nacido, nada tenía que ver con el que yo había aprendido, emparentado con la socialdemocracia de los países más evolucionados del primer mundo.
    Un socialismo de gente estudiosa, capacitada, y NO VIOLENTA.
    De un socialismo que hizo suya la frase de Marx: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”.
    Entre nuestros actuales “gobernantes de la democracia” hay varios que sí empuñaron armas, que sí fueron violentos, y que comulgaron con las ideas de violentos.
    Yo en esa época estaba comprometido políticamente en la socialdemocracia al estilo europeo (incluso era Presidente del Centro de Estudiantes de mi Facultad), y siempre defendía la idea – siendo enemigo visceral de toda dictadura- de que no había que rebajarse al nivel de los violentos, ejerciendo la violencia. Hoy en día, sigo admirándome del ejemplo impresionante de Mohamed Karamchand Gandhi, líder de la RESISTENCIA PACÍFICA, que SIN VIOLENCIA ALGUNA, logró su propósito libertario.
    Y como siempre la historia es escrita por los ganadores, los ganadores de ahora, se olvidan u ocultan deliberadamente sus objetivos de antaño, mientras redivivos en capitalistas con discurso de izquierda, se llenan los bolsillos con negocios y negociados surgidos desde el propio Estado y la propia gestión de gobierno, y se presentan ante los que no vivieron esa época, como los muchachitos buenos de la película.

    A mi no me la van a vender cambiada, porque fue una época que viví intensamente, profundamente, pero desde la NO VIOLENCIA, y repudiando al terrorismo de Estado y al terrorismo subversivo, que eran cualquier cosa, menos nenes de pecho.
    Claro, ahora se venden gracias a mentes “preclaras” como la de la “compañera Hebe”, como mártires de la democracia, que estuvieron dispuestos a dar la vida por una idea.
    Conocí, tuve de compañeros de pensionado, a subversivos que corrieron suerte diversa en su lucha armada contra la dictadura, en la creencia que luchaban por el noble propósito de instaurar la patria socialista. También conocía a jóvenes de la misma edad, que eligieron la carrera militar convencidos de defender a nuestra patria de los subversivos. Los soldados que se ofrecían para ir a luchar contra el ERP en Tucumán, también estaban dispuestos a dar la vida por una idea. Y me enteré años después de la muerte de algunos de estos argentinos de uno y otro lado del pensamiento político e ideológico.

    Nunca compartí ni compartiré el concepto de derechosos o mizquierdosos, de usar la violencia y matar por una idea. (Los extremos siempre se juntan).

  3. Comparto totalmente lo dicho por Luis, por fin alguien opina exactamente lo que yo siento y pienso sobre toda esa época, excelente que hayas publicado lo de Perón. Es hora de que comprandamos que no importa estar de un lado o del otro, sino de tratar con la verdad, con la paz, y no con la violencia. Es importante saber la verdad para comprender muchas cosas que pasaron. Que la palabra puede mas que la espada, y que hay que saber escuchar a los demas.
    Por ello también me preocupa mucho el accionar de este gobierno que pareciera incitar a la violencia una y otra vez, que no aceptan críticas ni opiniones contrarias, que eso no quiere decir que estén actuando bien o mal, sino que algunos piensan de una forma y otros de otra, pero no son enemigos por ello.
    Y hoy por hoy yo no quiero violencia, pero si quiero seguridad, paz y justicia, que tanto nos están faltando.

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