¿Qué es discriminar?

Ayer, el evento de Software Libre, pasión de mujeres, terminó con un panel en el que debatimos sobre el problema de por qué hay tan pocas mujeres en el ámbito del software libre.
Me quedé con un cierto sabor a poco porque me hubiera gustado expresar más claramente lo que yo pienso sobre el tema.
Hoy me decido a escribir sobre un concepto que veo permanentemente que no se comprende en la mayoría de los casos: el concepto de discriminación.

¿Qué es discriminar? Es juzgar a una persona por pertenecer a un colectivo, usando una categoría que pertenece a un colectivo diferente.

  • Cuando se dice que las mujeres manejan mal: ¿Tiene algo el sexo femenino que ocasione esto? Colectivo “mujer” juzgado mediante “personas que manejan”. La realidad: “las personas que manejan poco o que aprendieron a manejar siendo grandes, manejan peor que las que lo hacen habitualmente y aprendieron en su adolescencia”.
  • Cuando se dice que las mujeres tienen días en que están insoportables porque sus hormonas modifican su conducta: ¡es cierto! Pero… ¿todas? ¿Y los hombres? ¿Nada altera su conducta?. La realidad: “todas las personas tienen días en que están especialmente sensibles o negativas y en esos días hay que tenerles paciencia” (ya sean las hormonas, una pelea con la novia o estar intentando dejar de fumar lo que ocasione ese mal humor).

Cuando alguien en lugar de ver un ser humano ve a una persona que pertenece a un colectivo, y además vincula ese colectivo con algo que nada tiene que ver con sus características, está discriminando.

Una amiga un día me hablaba de su empleada de limpieza diciendo: “Es una excelente persona para cuidar chicos. Es boliviana, y las mujeres bolivianas son muy buenas madres“. ¡Otra clase de discriminación! ¿Que las mujeres judías son más lindas e inteligentes? (Ayer Rómulo Speratti me contaba una anécdota sobre una mujer judía que afirmaba que esto era cierto) ¿Que las personas que tienen mucho dinero son todas malas? ¿Que los pobres son sucios? ¿Que los aborígenes precolombinos eran todos buenos? ¿Que los argentinos somos todos vagos? ¿Que los paraguayos son brutos? ¿Que los discapacitados son buenas personas?

Nada de eso es posible de ser juzgado verdadero ni falso. Son frases sin valor de verdad.

¿No se puede generalizar nunca? Yo diría que casi nunca.

Se puede decir que a los nenes varones les gusta jugar con autos y pelotas. Pero existen algunas causas: según el libro El niño y sus juegos (Aberastury de Pichon Rivière, Arminda), los varones y las nenas en sus primeros años realizan juegos vinculados a su futura actividad sexual (pelota entrando en el arco, auto pasando por un túnel, en las nenas el juego con recipientes, guardar cosas, etc.). Por otra parte, las nenas juegan a ser madres o amas de casa siempre que vean a su propia madre en esos roles. Para las hijas de mi profesora de lengua Marta Marín, “jugar a la mamá” era estar recostada leyendo un libro (¡hace más de veinte años que me contó esta anécdota y nunca la olvidé!).

Pero lo que debemos hacer es realizar afirmaciones sólo cuando fueron temas estudiados por expertos e identificando claramente cuáles de estas características de los diferentes colectivos son creaciones culturales que pueden y deben cambiarse.

¿A las nenas les gusta la tecnología menos que a los varones? ¡Fíjense qué pasa con las hijas de mujeres que trabajan con tecnología! ¿Y qué pasa con nenas que usaron juguetes vinculados con la tecnología? (por tener hermanos varones o padres que no siguen los estereotipos de la sociedad).

En definitiva:

  • La mayoría de las generalizaciones se constituyen en un acto de discriminación cuando se usa una característica de una categoría diferente a la que reúne a un colectivo de personas (“color de piel” / “capacidad de trabajar mejor o peor”, “religión” / “belleza o fealdad”, “género” / “capacidad o no de aprender elementos complejos de la tecnología”, etc)
  • Algunas generalizaciones son verdaderas, ya que tienen su origen en el propio colectivo que estamos mencionando: “Todos los negros tienen la piel oscura” (¡Gran verdad!), o “Las mujeres pueden ver su carácter alterado por las hormonas” (¡Sí, pero los hombres se alteran por otras cosas!), o “Algunos pueblos aborígenes eran tan crueles con los perdedores de las guerras como fueron con ellos los españoles” (¡Cierto!).
  • Otras generalizaciones  pueden ser verdaderas pero ocasionadas por la manera de organizarse de nuestra sociedad, y debemos luchar contra esas realidades:
    • “Muchas mujeres prefieren las actividades menos vinculadas con la tecnología” (¿Por qué? ¿Será que los modelos femeninos que tuvieron fueron de mujeres a las que no se les permitió el acceso a ciertos espacios ¿Será que le regalaron cocinitas y planchitas en lugar de ladrillitos Rasti -o Lego- o una computadora de juguete?),
    • “Entre la gente pobre hay muchos que salen a robar y a matar en lugar de trabajar decentemente”. ¿Y por qué será? ¿Será porque no hay trabajo decente para ellos? ¿Será porque no tuvieron un sistema de salud y educación de calidad como para prevenir las adicciones y brindar un oficio? ¿Será porque son hijos de hijos de hijos de padres violentos y abusados, y que la cadena continúa?

Me resisto a pensar que nada podemos hacer al respecto. Lo mínimo que puede hacer, cada uno de nosotros, es revisar nuestros chistes y nuestras frases hechas y pensar cuándo estamos hiriendo a una persona sin que ella haya hecho nada para merecerlo. Y replantear la manera en que educamos a nuestros hijos y alumnos.

7 opiniones en “¿Qué es discriminar?”

  1. Como yo lo veo es bastante más complejo que una cuestión de conductas y libre albedrío. Por eso es tan difícil de torcer. Obviamente una educación de otra calidad podría morigerar los efectos y un sistema de organización social no sexista también. En todo caso habría que preguntarse porqué está tan arraigado en la mayoría de las sociedades, quién gana y quién pierde con ese discurso (que también se da en la política, por supuesto)

    Hay una muletilla referida al ser social de las personas, que dice: Lo que abunda en el plano imaginario, escasea en el simbólico. Discriminar es una actividad humana (elegir la comida, la ropa, los amigos, supone dejar de lado a algunos en beneficio de otros). Cuando esto se convierte en una actividad lesiva hacia los pares, bien podría aplicarse aquel precepto: El discriminador está en realidad afirmando-se en la posición que declama, porque reconoce en el otro algo propio que no acepta, a lo que no se quiere parecer. Y si uno lo mira con cuidado, se cumple la mayoría de las veces. ¿Será que hay que pensarlo desde otra perspectiva y no como un sistema de víctimas y victimarios?
    Pensemos
    bex!

  2. ¡¡Excelente, Daniel!! (como siempre, bah)
    Lo que decís me resulta muy fácil cuando veo a un hombre discriminar a un homosexual. Mientras más rechazo le produzca a alguien, más me parece que se tiene rechazo a sí mismo en ciertos deseos reprimidos.
    Pero mucho más difícil en el caso de un hombre desvalorizando a una mujer. ¿Será que ese hombre ve arriesgado su espacio de poder cuando una mujer se muestra como una competencia?
    ¿En qué un hombre no se quiere parecer a esa mujer a la que maltrata?
    Es un tema infinito, muy interesante y complejo.

  3. ¡Brillante! En mi parecer, hay ciertas diferencias sociales basadas en aspectos naturales concretos. Por ejemplo, el juego de la mamá en las nenas está profundamente asociado a su capacidad de procreación. La ausencia de mujeres en las ingenierías “duras” (las que tienen fierros), está asociada a la capacidad de fuerza mayor que tiene el hombre. Como charlábamos el viernes, seguramente en la carrera laboral, la mujer juega en pérdida por las licencias que tomará cuando sea madre. Y una probable ausencia en el mercado laboral durante unos años. Pero por otro lado, muchas veces me duele como esta clara y reconocible pérdida (que deberíamos evitar) va en desmedro de una función única que es la posibilidad de ser madre. La relación entre la madre y sus hijos en la primera niñez, es incomparable a la del hombre. Por eso cuando escucho ciertos comentarios que directa o tangencialmente cargan de culpa a ese período, me duele profundamente. Me parece una buena idea la que planteó Iris, de otorgar una licencia de la misma o muy parecida duración al hombre y a la mujer. Podríamos estar más presentes en los primeros meses de nuestros hijos, y las diferencias laborales se acortarían (o por lo menos, un régimen de trabajo desde la casa!).
    Como siempre, el problema es la guita…

  4. Genial, como siempre una genia, cuando te ponés a explicar, siempre se entiende.
    Una frase que me vuelve loca es “es negro de alma”. La persona que dice esa frase se da cuenta por un lado que no hay que discriminar por la apariencia, pero no puede evitar, ni se da cuenta seguramente, que le asigna al color de piel una malicia o ignorancia inherente. Lo cual por obvia oposición, pone al ser blanco del lado de lo bueno.
    Me voy a hacer una remera que diga “yo soy negra de alma” ¡para confundirlos!

  5. En mi caso lo que dice Daniel:

    “El discriminador está en realidad afirmando-se en la posición que declama, porque reconoce en el otro algo propio que no acepta, a lo que no se quiere parecer.”

    …lo aplico también a la política…
    …las pocas veces que viajo en el FFCC San Martín, miro a los trabajadores sentados (cuántas formas de discriminación se podrían haber usado en lugar de “trabajadores”, no?) y pienso: a quién preferirán ellos, a De Narvaez o D’Elía? Por poner 2 casos extremos, no?

    Y me parece que tiene que ver también con la ilusión óptica de que en el capitalismo “todos podemos tener un Mercedez Benz si queremos”…

    Bueno, no sé si aporto, pero me gustó mucho tu posteo y me salió eso Iris!
    Nos leemos

    1. Gonzalo: Justamente, la idea es que la maternidad se disfrute como se debe, y no se viva como una frustración.
      Irene: quiero una remera que diga “Yo también”.
      Gustavo: Ya lo decía Paulo Freire en Pedagogía del oprimido. El oprimido lleva el opresor adentro, y sueña con ser opresor, no con ser liberado de la dicotomía opresor/oprimido. Nuestra tarea como educadores de la liberación es superar ese “versus” para que nuestros estudiantes sean libres.

  6. yo busco la cantidad de formas de discriminar a alguien porque en costruccion ciudadana estudiamos eso me intaresa la parte de discriminacion ya que me an discriminadomucho pero aprte ay muchas personas que sufren hoy en dia por la discriminacion

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