Alumnos iluminados

Hace años escucho y leo que la palabra alumno significa “sin luces”.

¡Por favor, hablemos de docente y discente, porque decir alumno es despreciar  a los chicos!

Y yo lo creí, y lo adopté.

Me esforcé por decir “estudiante”, “niño”, “chico”, “participante”… ¡hasta tuve pesadillas culposas cuando alguna vez se me escapó la palabra alumno!

Hace un tiempo me enteré vía Facebook (gracias a Eduardo Betas), que había sido víctima de un delirio etimológico:

Lucila Castro, en La Nación, afirma: En cuanto a la palabra alumnus , no solo designa personas (el que se cría como hijo en una familia, el pupilo de un tutor, el nativo de un país y, solo en último término, el discípulo o seguidor de un filósofo, orador, etcétera), sino también las crías de los animales y los renuevos de las plantas.

Por las dudas, para no apropiarme de una nueva falsa afirmación, busqué la etimología de la palabra alumno y la encontré en un sitio en que confío plenamente porque recibo su boletin La palabra del día (y todo parece indicar que sus etimologías son verdaderas…): elcastellano.org

Se puede decir que un alumno es ‘alguien que se está alimentando de conocimientos’, y ése es, precisamente, el significado etimológico de la palabra. En efecto, en latín alumnus era un antiguo participio pasivo del verbo alere, que significaba ‘alimentar’.

Y además de explicar su significado, nos cuenta su historia:

Tácito llamó alumnus legionem a los jóvenes que se habían criado en las legiones y alumnus fluminis a los que habitaban en la margen de un río, o sea, se alimentaban del río. Cicerón, un siglo antes de Tácito, llamaba alumnus disciplinæ meæ a los ‘alumnos de su doctrina’, a sus discípulos. Y el poeta Prudencio usaba alumnus grex ‘rebaño de alumnos’, literalmente, para designar a un grupo de estudiantes.

Así que ahora debo pedir disculpas a todos aquellos a quienes les dije, de buena fe, que no utilizaran la palabra alumno. Tal como en la canción de Silvio Rodríguez, me gustaría encontrar a quien dijo la primera mentira, culpable de mis propios errores… aunque temo que me ocurra como al personaje de la canción…

La primera mentira, de Silvio Rodríguez, cuenta la historia de alguien que quiso encontrar a quien le hizo creer en algunas fantasías…

Cuando estuve en un bosque encantado
noté con asombro que una piedra me cantaba
que una piedra me cantaba con modulaciones
y con timbre de tenor, de tenor.

Debajo de la piedra había un sapo invernando
y supe que era el sapo el que cantaba
que era el sapo el que cantaba
y seguí buscando maravillas que saber, que saber.

Quería una princesa convertida en un dragón
quería el hacha de un brujo para echarla en mi zurrón
quería un vellocino de oro para un reino
quería que Virgilio me llevara al infierno
quería ir hasta el cielo en un frijol sembrado
y ya.

De lejos vi una fuente que brillaba y corrí hacia ella
pues tenía aguas de oro
pues tenía aguas de oro
era inconfundible aquel color como miel, como miel.

El sol se reflejaba en la fuente abandonada
y supe que era el sol el que brillaba
que era el sol el que brillaba
desilusionado por dos veces me alejé, me alejé.

Quería una princesa convertida en un dragón
quería el hacha de un brujo para echarla en mi zurrón
quería un vellocino de oro para un reino
quería que Virgilio me llevara al infierno
quería ir hasta el cielo en un frijol sembrado
y ya.

Después de mil fracasos como estos
me sentí muy tonto, me habían engañado
nos habían engañado
y me fui a buscar al primer hombre que mintió, que mintió.

Caminé los caminos, recorrí los recorridos
pero cuando hallé al culpable, ah!
pero cuando hallé al culpable
hecho un mar de lagrimas al verme me pidió, me pidió:

Yo quiero una princesa convertida en un dragón…
Yo quiero el hacha de un brujo para echarla en mi zurrón
Yo quiero vellocino de oro para un reino
Yo quiero que Virgilio me lleve al infierno
Yo quiero ir hasta el cielo en un frijol sembrado
y ya.

5 opiniones en “Alumnos iluminados”

  1. No conocía la versión errónea y nunca se me ocurrió buscar la etimología de la palabra, de modo que el artículo me resultó muy interesante.

    Siempre leí la columna de Lucila Castro. Sobretodo cuando recibía a La Nación en mi correo. Ahora, no sé por qué ha dejado de llegar a mi correo.

    Disfruté del artículo.

  2. Está muy interesante la etimología de alumno. Yo muchas veces creí que decir alumno era sin luz como me dijeron, pero ahora ya estoy convencido, así como de la canción de Silvio Rodriguez. Gracias.
    Estanislao.

Responder a elproferoman Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *