Enseñar la solidaridad y el anti-consumismo

Yoko en el veterinarioIncorporé a mi familia a Yoko, una perrita con sarna que alguien encontró en la calle y ofreció por Internet. Me decidí porque afirmaban que el tamaño era muy chiquitito, aunque tenía varias enfermedades. Les expliqué a mis hijos que no sabíamos cuántas enfermedades tenía y por lo tanto, si se iba a salvar o si se iba a morir. Estuvieron de acuerdo con que, si estaba grave, por lo menos era lindo darle amor en sus últimos días y que no esté por ahí tirada en la calle.

Antes de entrar a casa fuimos al veterinario, que confirmó que tenía sarna y me mostró el ácaro en el microscopio. Por ahora el veterinario no me dijo que tuviera otra enfermedad, por suerte. En todo este proceso en casa se vivió un clima de mucha alegría.

¿Y qué tiene que ver esto con el no consumo?

Siempre me propuse educar a mis hijos en valores diferentes a los del consumismo.

No comprar ropa de marca, exceptuando para algún día especial; no comprar objetos por el simple hecho de comprarlos.

No comprar golosinas o comida hecha como una cosa habitual.

No hacer actividades caras, aprovechar el transporte público y las actividades gratuitas.

Andar en bicicleta.

Disfrutar mucho de lo artesanal, lo casero, lo comunitario.

Y si queremos incorporar una mascota a nuestra familia, ¿por qué comprar un perro de raza? ¿Por qué no buscar uno que se adapte a nuestras necesidades (por ejemplo, un perro chiquitito, o un perro de pelo corto…).

Es fundamental que los padres recordemos que enseñamos con las acciones, no con las palabras. Si querés que tu hijo sea solidario, sé solidario. Si querés que tu hijo no sea consumista, no lo seas. Si querés que tu hijo sea feliz, no vivas postergando tu felicidad.

 

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