Eterna discusión: “¿La clonación es buena o mala? ¿Las ecografías son buenas o malas? ¿La televisión es buena o mala?”
Como afirma Langdom Winner, los artefactos no tienen política. Un simple puente puede ser utilizado para discriminar:
Resulta, no obstante, que los cerca de doscientos pasos elevados de Long Island fueron deliberadamente diseñados así para obtener un determinado efecto social. Robert Moses, el gran constructor de carreteras, parques, puentes y otras obras públicas de Nueva York entre los años veinte y setenta, construyó estos pasos elevados de tal modo que fuera imposible la presencia de autobuses en sus avenidas. (…) Los blancos de las clases “ricas” y “medias acomodadas”, como él los llamaba, propietarios de automóviles, podrían utilizar libremente los parques y playas de Long Island para su ocio y diversión.
Y todo esto viene a ser la introducción para formular la siguiente pregunta: ¿Las impresoras 3D son buenas o malas?
Hace poco escribí sobre las impresoras 3D, en mi post “Mamá, imprimime otro vaso y otro plato que traje a comer a mi novio“.
En estos últimos días escuché / leí dos cosas que pueden integrar los argumentos para quien quiera afirmar que las impresoras 3D son la salvación de la humanidad y también para quien quiera afirmar que son el instrumento de la destrucción de la raza:
Un artefacto reabsorbible y diseñado por impresión 3D permite que un niño respire
y
Estados Unidos cree que será imposible controlar las armas impresas en 3D
¿Y? ¿Qué opinan? Yo sigo opinando lo mismo de siempre: la tecnología es moralmente neutra; son los usos los que son buenos o malos, y será el hombre el que sea su propio salvador y victimario.
Para curiosos, así funciona una impresora 3D, y así son las armas de fuego generadas por estas impresoras.
Y sí, hay que decirlo con orgullo, un cordobés llamado Federico Heinz anda metido en todo esto de salvar y destruir la humanidad. ¿Por qué los cordobeses siempre andan en cosas peligrosas?