Esta semana se realiza la Roboliga 2007, competencia de robótica educativa entre instituciones educativas de Argentina.
Trabajar robótica en la escuela constituye una verdadera oportunidad de desarrollar un trabajo en grupos colaborativos, con un objetivo en común y roles diferenciados. Ya sea con kits de robótica como Lego Mindstorm, o los kits nacionales (Dutten, Blocky Tronic), o con robótica sin kits como lo que hacen Ignacio Luppi y Marcelo Duschkin, siempre se trata de una actividad interdisciplinaria en que se permite trabajar respetando las múltiples inteligencias de los alumnos, ya que habrá una parte más creativa al crear el robot, otros roles más matemáticos al calcular si servirá o no cada parte, otro más social que consiste en dirigir al grupo y hacer que se respeten mutuamente, etc.
Del sitio de Roboliga:
“Las Olimpíadas de Robótica han sido pensadas, esencialmente, como un espacio de encuentro entre chicos, en actividades que fomenten su pensamiento y creatividad, a partir de los 11 años de edad, de todos los Colegios de la República Argentina,
Creemos que la construcción y programación de los robots junta en una actividad varios desafíos:
a) La organización de un grupo humano para la resolución de un problema, con funciones específicas para cada integrante, y con el problema agregado de que hay infinitas formas de llegar a la solución, lo que genera un debate y un juego de poder sumamente educativo dentro de los chicos.
b) La construcción de un aparato que, desde un punto de vista físico, esté capacitado para resolver el problema, sin deterioro de sus partes. Es decir, encarar desde el lado de la ingeniería el diseño del robot.
c) La programación de instrucciones para que, dada la arquitectura del robot, logre desarrollar independientemente los pasos para la resolución del problema. ”
Creo que hay que animarse a empezar, aunque sea trabajando con los materiales menos costosos.