Hoy es un día feliz 🙂
Publicaron una nota mía en el periódico de mi barrio, Vínculos Vecinales.
Reproduzco aquí el texto de la nota, con una aclaración muy importante: Cachito, el dueño de la juguetería-librería dice que mentí. Él no cobra la seña de los libros, los cobra completitos antes de encargarlos. 🙂
Villa Santa Rita es un no-barrio de la Ciudad de Buenos Aires.
Cuando una inmobiliaria publica un departamento en Villa Santa Rita pone en el aviso Villa del Parque, Paternal o Flores, según la cercanía del inmueble a cualquiera de esos tres barrios. Y si la propiedad queda justo en el centro de Villa Santa Rita, el señor de la inmobiliaria, donde dice “Barrio”, completa: “no”.
Cuando estoy dando mis datos por teléfono y me preguntan el barrio, o incluso, el número de mi teléfono, me preguntan: “¿Eso queda en Capital?“, o “¿Dijo usted 4584?“.
Los habitantes de este no-barrio se dividen en dos tipos: los que compraron en Villa del Parque y siguen convencidos de vivir en Villa del Parque, y los que nunca le dieron importancia al tema y simplemente viven el barrio como un lugar más en el mundo.
No somos como Villa Mitre, otro barrio chiquito vecino al nuestro, donde de vez en cuando puede verse un cartel como “Asociación vecinos de Villa Mitre“… no, para nada, no hay nada que muestre que uno está en Villa Santa Rita porque muchos de sus habitantes se han ocupado de ocultar las pruebas.
Pero ese ocultamiento es injusto. En este maravilloso barrio vive gente que es siempre la misma. Gente que vio aparecer las arrugas de cada vecino, crecer la panza de cada vecina y nacer nuevos vecinitos, igualitos a los anteriores.
Por otro lado tenemos nuevas torres, llenas de invasores que compraron engañados en el falso Villa del Parque y se imprimen mapas con las fronteras corridas para tranquilizar su conciencia.
Pero también tenemos a “la” vecina. ¿Qué sería de mí sin ella, que cumple la función de “Radio Villa Santa Rita“, siempre al tanto de las novedades sociales de la vecindad? Cada nuevo embarazo, cada buena o mala costumbre de mis vecinos, cada nuevo par de cuernos… todo se sabe gracias a ella.
La peluquería de toda la vida (¿¡Qué importa cómo me quede el pelo!? ¿cómo cortarme el pelo en otro lugar si aquí me entero de las novedades del barrio?), la juguetería-librería donde compramos las cosas para el jardín y para el egreso del secundario, pasando por todas las etapas intermedias. Tanta confianza, tantos años, y ni así me perdonan la seña cuando se trata de comprar libros que, si no voy a retirar, quedarán condenados al cajoncito de madera forrado de papel rojo a lunares blancos. Y eso representaría un desequilibrio para las cuentas del negocio, y tal vez lo lleve a la quiebra. Libros, sólo con seña. Todo lo demás se fía sin problemas al vecino conocido.
Los gitanos, gente que vive entre nosotros pero como en otra esfera: pisos brillantes, ventanas abiertas, autos en venta.
Los coreanos, con su ferretería, supermercados varios, y extrañas viviendas que emanan olor a comida exótica.
Las viejas casas de las que sólo salen restos de tela y prendas confeccionadas por alguien que trabaja allí dentro. ¿Talleres clandestinos o puertas de comunicación a un universo paralelo donde reina la industria textil?
Los que se gritan todo el día, los que ya se callaron para siempre.
El barrendero que por unos pesos poda árboles sin autorización del gobierno.
Los cartoneros. Y los ricos de la cuadra.
El maravilloso club del barrio: Imperio Juniors.
Tenemos todo en este barrio. Hasta figuramos en el mapa. Hasta tenemos varias redes inalámbricas.
¿Por qué no plantamos en cada cantero una Santa Rita llena de flores para que los transeúntes y los pasajeros del transporte público y privado se enteren de que acá hay un barrio, con todo y gente? ¡Luchemos contra los que -después de tanta inundación- creen que acá sólo hay un lago! Apropiémonos de la avenida Nazca y hagámonos notar de una vez.
Recibí varios comentarios muy emotivos de gente del barrio o que estuvo vinculada al barrio por algún retazo de su historia personal. Además, me agradecieron en el programa de radio de Imperio Juniors el haberlos mencionado. Querida gente del club, gracias a ustedes!